Hay en el aire una como fiebre de bebés en camino que.. por un lado me da gusto y por otro me asusta un poco. Es el inevitable síndrome de que estamos creciendo:
  • primero te invitaban a las fiestas de cumpleaños con piñata y payaso
  • luego a los XV de tus amiguitas
  • luego las graduaciones de prepa, fiestas universitarias y...
  • las graduaciones universitarias..
hasta ahí todo va bien..
  • siguen las bodas de tus cuates
  • y la llegada de tus 'sobrinos'
  • ...y para los que están en esa fase de su vida, el ciclo vuelve a empezar, pero en tercera persona!
CHASCOS! en qué momento pasó?!

Digo, admito que me da muchísimo gusto por las futuras mamás, pero eso de que ya empiece a haber baby showers en mi agenda es ligeramente tétrico en este momento de mi vida, no lo tomen a mal.

Y sí, tengo un baby shower el sábado. Mi vecina está a menos de un mes de tener una hermosa bebé... pero se necesita de valor y de mucho dinero para traer un niño al mundo hoy en día!

Así, con la invitación al evento me llegó una linda tarjeta en papel albanene con los datos de la mesa de regalos a la que hay que acudir. Dicen que esto de las mesas de regalo es como de lo más práctico porque así uno se asegura que le regalen exactamente lo que uno necesita y no ese lindo florero kitsch con el que medirás la cantidad de detergente que le echarás a la lavadora.. pero no sé por qué no estoy segura de que me agrade la idea.

Hasta hoy pude ir a la tienda en cuestión para consultar la lista:
Para empezar me marea horrible el olor a talco del departamento de bebés, y al ser el primer evento al que me enfrento con una 'mesa de regalos', digamos que no tenía gran idea de la mecánica de las cosas. Una computadorita con pantalla tactil amablemente te pide la info para localizar el evento al que quieres contribuir, luego te imprime la lista de deseos (como carta a los Reyes Magos) de la feliz familia...

La máquinita me entregó un lindo pergamino de medio metro de largo en el que me catalogaba las 'sugerencias' por departamento, una descripción terriblemente breve del artículo a regalar, el código de almacén y... el precio. Yo ignoraba por completo que un bebé ocupara tantas cosas! Y como diseñadora industrial, algunas me parecen por demás redundantes e innecesarias, pero como no tengo hijos, la verdad ni idea. Total, ingenuamente me acerqué a una de las dependientas de la clienta para que me explicara cómo funcionaba lo de la mesa de regalos, de qué cuernos hablaba la lista que tenía en la mano (cosas como ¿qué cuernos es un sleeping bag para bebé?) y... cómo podía saber qué ya había sido regalado para no repetir regalo. La chica, que interrumpió su valioso chisme con su amiga casi se ríe de mí cuando me explica que lo de la lista impresa era LO QUE FALTABA por regalarle a la flamante nueva mamá. Yo casi me siento a llorar.

Eso de las mesas de regalos es como presión. Es decirle a alguien: Regálame específicamente ÉSTO, cuesta $tanto. O bueno, si no te alcanza, regálame ésto otro, que es más barato. Creo que los regalos salen del alma, no de la presión social. Ahora me pregunto seriamente cuánto tengo que mocharle a mi ahorro mensual (que no ha sido considerable en estos últimos meses) para poder cumplir con el requisito del regalo, sin verme poquitera. No es ser poquitera, más bien es que mis gastos este mes están por encima del promedio de los meses anteriores como para agregar un regalo del cual, quien lo recibe ya conoce su valor. Todo esto mata la magia de dar un regalo, creo. 

Digo, hasta eso mi vecina reparó en elegir regalos con precios sensatos, pero no puedo evitar sentir esa como presión social... al rato yo llego con un jueguito de baberos todos monos que me costaron $150 pesotes para sentirme una chinche al lado del que llegó con la sillita para el auto de sus buenos $2000 pesotes! Qué se hace en estos casos?

Tengo una solución, que apliqué con unos amigos el baby shower pasado (diablos!): el outlet del bebé! Puedo conseguir las mismas cosas a mejores precios, pero sin el 'status' de la tienda departamental en cuestión, pero si a los papás de la bebé no les gusta mi regalo... 
no lo van a poder cambiar por algo que les sea más útil.

El viaje a Xalapa estuvo muy chido, pero me secó el bolsillo, Si por mí fuera (y tuviera tiempo), estaría diseñándole un móvil a la pequeña.. pero tengo demasiado trabajo ahorita que tengo posiblidades de agarrar un muy buen proyecto totalmente externo a mi fuente de trabajo.


2 Responses
  1. aprender a tejer también es una buena idea!
    aunque requiere de bastaaante talacha..


  2. Mafer Puga Says:

    jajaja mas que de talacha, una paciencia, y un oooorde, que pa que te cuento! :D


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